A través de un correo, José Luis Gamboa (@jlgj) me envió la página de la Conferencia Internacional sobre Relato Digital, que organiza en marzo del próximo año la Universidad de Valencia. Recuerdo que hace algún tiempo le hicimos una cartografÃa en Educa con TIC, y que a él, como a mÃ, le gustan las buenas historias. Por eso nos interesa el relato digital en todos sus estilos, y creemos que este congreso puede ser un buen momento para conocer nuevas experiencias. De entrada, ya es una oportunidad para tratar el asunto de los elementos de una historia.
Es evidente que las historias todavÃa poseen mucha importancia en el tiempo de las nuevas tecnologÃas. Por eso, ahora existen otras maneras de entender la narrativa digital en el mundo de la educación. Por ejemplo, en el siguiente vÃdeo de Fran Iglesias se nos demuestra, una vez más, que una historia bien contada transmite grandes cantidades de información en relativamente pocas palabras. Y, además, en un formato que es fácil de asimilar por cualquier receptor o espectador. Asà que hay muchas más formas de utilizar los elementos de una historia.
En la educación primaria, las historias breves, por su evidente economÃa de recursos, también son aconsejables en el aprendizaje de la composición escrita. Para producir una historia digital, por ejemplo, reducen el número posible de archivos que se pueden generar durante su elaboración. Por eso, su realización en el aula será siempre más fácil de controlar, además de favorecer los diferentes procesos de aprendizaje.
En todo caso, en la gramática de una historia, como ya expusimos aquÃ, deben aparecer unos elementos sencillos que sirvan para definir sus caracterÃsticas principales (Por qué):
Sabemos que los cuentos están repletos de imágenes que perduran en nuestra memoria. Y también sabemos que en la escuela es posible su modificación o reinterpretación para adaptarlas a las necesidades de la sociedad actual. Por ese motivo, en una gramática de los relatos son muy útiles los catálogos de ideas e imágenes para inventar historias.
En nuestro caso, a partir del diseño gráfico del juego de la rayuela, os ofrecemos un ejemplo de esos catálogos de posibilidades narrativas. Sus ingredientes, como en cualquier otra lista semejante, se pueden cambiar o mezclar libremente hasta que aparezcan los elementos más apropiados para inventar y escribir historias. Pero no constituyen una vÃa única, pues los niños pueden hacer sus propias listas con nuevas aportaciones y sugerencias, o incluso combinar los elementos que previamente se les presenten. Después se puede aprender mediante la interactividad que nos ofrece la Red, ya que la forma narrativa clásica es esencialmente lineal. En la actualidad, las narrativas digitales han roto esa tradición. Asà que es posible jugar con nuestra rayuela en la Web 2.0: Tar Heel Reader – TikaTok – Bookr – PicLits - Animated Book – Mixbook - Storybird- Panraven - Tag Galaxy - Flickr Related Tag Browser - Stripgenerator – Pixton - Kerpoof Studio – Bubblr – Bitstrips - Make Beliefs Comix –ToonDoo - PhotoPeach – SlideFlickr – SlideBoom – Showbeyond – Kizoa…
Con los elementos de esa rayuela, os puedo asegurar que un dÃa llegaron los héroes y las heroÃnas. Los niños reconocieron en ellos a prÃncipes solitarios, a exploradoras y marineros, y a niñas y niños que les resultaron familiares, porque eran idénticos a sà mismos. También aparecieron los deseos de los héroes, y sus propios deseos, más adaptados a la medida de su mundo, de sus preocupaciones y de sus problemas. La búsqueda y los lugares mostraron paÃses inventados, islas solitarias, barcos de pesca, piratas y mares lejanos. A pesar de que eran conscientes de que participaban en juego, en una rayuela especial, conocieron animales que hablaban, sirenas y criaturas marinas, costureras y aventureros, duendes y gnomos. Y revisaron toda clase de objetos fantásticos: varitas mágicas, féretros de cristal, cofres, mandos a distancia y lámparas maravillosas.
Pero como no quiero engañaros, os aseguro también que no hay una exploración que no pueda traer algunas dificultades. Y aquel dÃa, es cierto, surgieron enigmas y hechizos misteriosos, y animales oscuros que habitaban en los sótanos de las casas. E incluso llegó algún perverso maestro de primaria. Algunos decÃan, en voz baja, que hablaba de sueños, otros que contaba cosas que parecÃan pesadillas… ¡Dios mÃo!