Son muchos los esfuerzos que desde administraciones e instituciones se hacen para adaptar los procesos de enseñanza y formación a la nueva Era Digital en la que nos encontramos. Y no siempre son exitosos, probablemente por la larga escalera a descender hasta la llegada a las aulas. Quizás, una de las claves sea contar con un liderazgo fuerte, una función directiva lo suficientemente formada y comprometida como para poder poner en práctica algunos tips como los que compartimos a continuación.
1. Fijar entre 3 y 5 objetivos tecnológicos
Se trata de fijar objetivos muy concretos, temporalizados y desarrollados para un periodo de tiempo a medio plazo. Algo al estilo de "contar con un 35% de la actividad del alumnado en línea".
2. Fomentar la cultura adaptativa
Hay que convencer de que lo digital es muy cambiante, que los procesos actuales son muy diversos, que el error no es el fin del proceso, es el comienzo del siguiente. Hay que contar con una actitud muy observadora y una mente abierta, que permita el riesgo y la experimentación.
3. Conformar un buen equipo tecnológico
En todas las instituciones existen elementos con buen nivel de competencia tecnológica: docentes, alumnos, proveedores, padres,... pero en muy pocas se les pone a trabajar juntos. El proceso de cambio que supone el paso a lo digital requiere de trabajo en equipo, de visiones variadas, de complementarse.
4. Desarrollar procesos en torno a la tecnología
Las personas que pertenecen a la comunidad deben adquirir una visión práctica de la tecnología, deben sentir que ha venido a solucionar problemas o, al menos, a facilitar ciertos procesos. Para ello hay que desarrollar procesos en los centros que, mediante la tecnología, mejoren algunos aspectos: comunicación, imagen pública, eficiencia informativa,...
5. Diferenciar "aprendizaje digital" de "cacharrería" y "herramientas"
Un plan de integración tecnológica debe contar con una rama que garantice el mantenimiento del equipamiento y otra que facilite la formación necesaria para el uso de las herramientas disponibles. Pero el centro del mismo debe girar en torno al aprendizaje digital, a cómo adquirir determinadas competencias con la ayuda de los elementos tecnológicos.
6. Contraste y evaluación
Es necesario medir el impacto real de las herramientas utilizadas y de los procesos desarrollados. Si no disponemos de potencial para realizar análisis o evaluaciones científicas, al menos debemos estudiar el nivel de satisfacción y opinión de los usuarios.
7. Recursos propios de los usuarios
En los planes de integración, los líderes suelen gestionar los recursos y herramientas que la institución aporta a los procesos. Pero pocas veces se piensa en términos de sostenibilidad; y para ello resulta fundamental conocer los recursos tecnológicos y conectividad con los que cuentan sus usuarios en sus vidas, y la forma en la que pueden ser usados en los procesos que se desarrollen.
Ideas extraidas, adaptadas y ampliadas de Edutopía